Quizá haya sido la semana más dura de trabajo que recuerde, y no estamos recuperados ni de lejos, pero la sensación que tuvimos ayer cuando dos horas antes de inaugurar vimos lo que habíamos conseguido, no se puede explicar con palabras. Sin sufrimiento no hay recompensa, y en este caso la recompensa fue enorme. Todavía nos quedarán detalles que atar, cosas que ordenar, mails por contestar… Nada grave, nos pondremos al día enseguida.
Queremos darle las gracias a Castroferro Arquitectos por su proyecto, por su ilusión e implicación, y por hacer que en un proceso tan complicado y estresante siempre hubiese buen humor y algún pincho de tortilla.
Gracias a nuestro equipo, que estas últimas semanas dejaron de ser rotulistas para ser lo que hiciese falta en cada momento. Y a mi hermano, que fue el primero en entrar en la obra y el último en salir.
Gracias todos los que vinisteis ayer a compartirlo con nosotros, y a los que no pudisteis por vuestros mensajes y llamadas.
Estamos felices.
Desde este lunes día 30 de noviembre os atenderemos en nuestras nuevas instalaciones en López de Neira 9.